Puedo decir y digo, totalmente convencido, que cada vez que
aprendo nuevas cosas sobre los montes y la naturaleza en general, me doy de
cuenta de lo ignorante que soy y de todo lo que me queda por aprender. Podemos
pensar que el monte es monte, y por consiguiente todo es igual, pero no es así.
Cada lugar está acompañado de unas circunstancias y cualidades que lo hacen
único y completamente diferente a otros, pese a que sean zonas muy semejantes.
Este factor, sin duda, es lo que hace más complicado la
gestión de los montes, ya que no hay una receta única y, la posible mejor
receta, puede resultar ser un desastre por las circunstancias en las que se
aplica. Sin duda, este es uno de los motivos por los cuales me gusta lo que
estudio y en lo que espero termine trabajando en un futuro próximo; el éxito o
el fracaso en el monte puede llegar a depender del más mínimo e inesperado
factor, y resulta excitante enfrentarte a un rompecabezas del que nunca sabes
cuál es el camino correcto. En mi opinión (con experiencia muy reducida, todo
hay que decirlo), la clave está en conocer de dónde partes y a dónde quieres
llegar con una gestión (obviamente, conociendo las potencialidades del monte de
estudio).
No vengo aquí a filosofar, por lo tanto voy a intentar
explicar lo que quiero hacer entender (y que probablemente los que tengan más
contacto con el medio natural conozcan de sobra).
Pongamos un ejemplo sencillo, una plantación forestal.
Actualmente, muchos “clientes” o propietarios se encuentran con la posibilidad
de realizar una plantación en su monte, y contactan con una empresa que la
pueda realizar diciendo qué es lo que quiere plantar, sin previa consulta
profesional.
¡MAL!
Es obvio que la gestión de los montes no es sencilla, si lo
fuera no harían falta ingenieros forestales (entre otros), al igual que si
fuera sencillo ganar partidos de fútbol no serían necesarios los entrenadores.
Para conocer si algo va a funcionar o no en un determinado lugar hace falta
estudiar diversos factores, como por ejemplo el suelo, el clima, los
antecedentes del monte de estudio, el relevo, la orientación, la altitud…
factores de mercado, como el estado de los precios de los productos, los
potenciales compradores, analizar si hay mercado o no del producto que
pretendes conseguir… cumplimiento de la legislación relacionada con la temática
de montes, incendios, cumplimiento de las distancias de seguridad respecto a
líneas eléctricas, gas, poblaciones… y un largo etcétera.
Todo esto no es nada fácil. Volviendo al caso de una
plantación, es sabido por todos que en Galicia una de las especies más
importantes a nivel económico es el eucalipto. Las cualidades que tiene son
rápidos crecimientos, y por lo tanto retornos económicos tempranos (10-13 años);
varios aprovechamientos de la misma plantación, gracias a su capacidad de
rebrote; y un comprador, ENCE. No obstante, esto no quiere decir que en tu
monte puedas plantar eucalipto, puesto que esta planta requiere unas
condiciones determinadas; por ejemplo, plantar Eucalyptus globulus en zonas con altitudes de 1.000 metros sobre el
mar es un suicidio, puesto que los crecimientos van a ser reducidos y las
heladas se van a cargar las plantas. Comparándolo de nuevo con el fútbol, todos
sabemos que Messi es un gran jugador, con cualidades que lo hacen “especial”,
pero no creo que si jugase de defensa o de portero tuviera los mismos
rendimientos…
Al punto que quiero llegar es a hacer entender que cada
monte tiene unas características que lo unen a unas potencialidades, y por lo
tanto hay gestiones y actividades que un territorio admite y otras que no. Por
eso los propietarios y promotores, que son los “clientes” del ámbito forestal,
deberían buscar el consejo de los profesionales que se dedican a trabajar en estos
ámbitos, y no querer dar usos que no son admisibles para un territorio.
La variedad de aprovechamientos que tienen los montes es
inmensa: plantaciones forestales de cualquier tipo; aprovechamiento micológico,
apícola, ganadero, cinegético, piscícola, turístico, conservacionista… Toda
esta variedad de aprovechamientos son las piezas que, si logramos hacer
coincidir con las características y circunstancias del territorio sobre el que
pretendemos actuar, nos llevará a conseguir el producto deseado. El conocer y
estudiar el territorio y sus potencialidades no es tarea sencilla, sino que
supone un reto al que debemos plantar cara ayudados por los profesionales y
expertos que más lo conocen. La clave del éxito es saber hacer coincidir todas
las piezas del rompecabezas, ¡QUE NO ES TAREA FÁCIL!
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